Mittwoch, 21. Dezember 2011

En Santander, producen un café orgánico que crece cuidado por la naturaleza (19.09.2010)

La Hacienda El Roble, ubicada en la Mesa de los Santos, cuenta con 300 hectáreas del exquisito producto. Aves, en el día, y búhos y los murciélagos, por la noche, realizan el control biológico.

En las 300 hectáreas de café orgánico de la Hacienda El Roble, en la Mesa de los Santos (Santander), no sólo se produce la mayor cantidad del grano natural del país, sino que también existe una biodiversidad única y se respira el aire puro generado por más de 50.000 árboles.
Lo que se constituye como un 'bosque' en la parte alta del estéril cañón del Chicamocha da sombra a las plantaciones, que albergan miles de mariposas y centenares de aves, de 126 especies, entre nativas y migratorias.
En el cultivo, donde la temperatura no supera los 20 grados centígrados, los rayos solares se cuelan entre las 52 variedades de árboles, donde sobresalen por su altura guamos, galapos y nogales.
El sitio, ubicado a una hora de Bucaramanga, es ideal para avistar pájaros, como azulejos, carpinteros y gavilanes, búhos y 25 especies de murciélagos.
Oswaldo Acevedo Gómez, propietario de El Roble, cuenta que el Café Mesa de los Santos, como se llama el producto local, es el primero de Colombia que cuenta con el sello Bird Freindly (amigable con las aves), que entrega el Instituto de Investigaciones Tropicales Smithsonian.
Entre 1998 y 2006 el café también recibió las certificaciones USDA y Rainforest Alliance, por su origen orgánico, y el JAS, que le permite ingresar al mercado japonés. Los 120 trabajadores de la hacienda aumentarán en un mes a 600, cuando se produzca la cosecha del producto, que llega a 5.000 cargas (625.000 kilos).
El 85 por ciento de la producción, según Acevedo, se vende en Japón, así como en San Francisco y Nueva York (Estados Unidos), donde destacan la suavidad, la acidez, el aroma, el sabor y la cero astringencia del producto.
Control biológico de plagas
A pie, en caballo o en camionetas se pueden recorrer los senderos de los cultivos donde se aprecia el sombrío biodiverso, la amplitud térmica y la estrechez hídrica donde un riachuelo atraviesan la plantación en un cauce marcado por un camino de piedra.
Las aves, en el día, y búhos y los murciélagos, por la noche, realizan el control biológico, pues se alimentan de los gusanos e insectos que pueden transformarse en plagas para los cafetos de las variedades borbón, típica y caturra.
Mónica Fuentes, administradora del lugar, asegura que desde la selección de la semilla se realiza un proceso ciento por ciento orgánico.
"De los mismos cultivos se seleccionan las semillas de las plantas más vigorosas y se mantienen en sustratos con material orgánico, esterilizándose con agua caliente. Como abono se usan la gallinaza con compostaje y el estiércol, la pulpa del café, la lombrinaza, y el trabajo de las aves y búhos para el control de plagas lo complementamos con mezclas de plantas, como el ají fermentado, que actúa como repelente de los gusanos", dice Fuentes.
Tostadores norteamericanos lo reconocieron como el mejor café de Colombia y una delegación de japoneses visitó los cultivos para constatar los beneficios, que, al degustarlo, evidencian su suavidad.
Biodiversidad: la hacienda tiene más que café para ofrecer
La masiva afluencia de compradores, turistas y curiosos que llegan al lugar originó que la casa de la hacienda fuera habilitada como hotel para los turistas. Un patio repleto de flores bordea las habitaciones.
En un recorrido ecológico, los visitantes conocen un centro de exhibición con más de 72 variedades de café y un vivero con decenas de plantas aromáticas.
En el 'Coffee tour', donde el turismo contemplativo es con una taza de café, se conoce a José Martínez, el catador de la hacienda.
Él se encarga de enseñar todo el proceso de selección del mejor grano orgánico, actividad que desarrolla desde hace 18 años.

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